Originalmente publicado el 24 de Junio, 2012 en www.coachingparatriunfar.com
Hay una película que me encanta y que veo tiro por viaje, que es “Buscando a Nemo”, lo que más me gusta de esa peli es el cuate Crush, ¿sí o no? bien alivianado… hasta se me figura que así voy a ser cuando viva en la comuna hippie con mi amiga Gaby. Pero este escrito no está dirigido a Crush, así que ofrezco disculpas a los admiradores de la sabia tortuga de 150 años y que sigue joven.
El tema principal de esta semana es Marlín, el pez payaso papá de Nemo. El inicio de la película es traumante y de una u otra forma comprendemos su actitud aprensiva para con el pequeño Nemo, casi casi lo quiere meter en una burbuja de cristal y que no le dé ni el aire (bueno, en ese caso ni el agua). Y le transmite muchos mensajes que minan la voluntad y la personalidad del niño: “el mar es peligroso”, “hay que cuidarse de todo y de todos”, y un largo etcétera, pero el que más me llama la atención es “TU NO ERES CAPAZ DE HACER ESTO”, y yo me pregunto, ¿cuántos papás, en un afán erróneo de protección, sustituyen a su hijo y hacen ellos mismos lo que su hijo debe hacer?, ¿cuántos papás les pasan ese mensaje a su hijo, que es un inútil, que él no puede, que él no puede valerse por sí mismo?, y lo peor del asunto, ¿tendrán estos papás idea de qué tipo de seres humanos están formando? Hace dos años el Sistema DIF del Estado de Hidalgo tuvo a bien organizar un Congreso Internacional de la Familia, y me reventé todas y cada una de las conferencias ahí presentadas, y hubo una frase que me llamó la atención, el ponente en esa ocasión era Vidal Schmill (búsquenlo en youtube, ¡es maravilloso!) y el tipo decía que la sobreprotección es el castigo más cruel que se le puede dar a un hijo, más incluso que el abandono. ¡Wow! Me quedé con la quijada hasta el suelo… y analizándolo veo la lógica de su lógica: si un niño crece en el abandono, a fuerza (porque no le queda de otra) aprende a valerse por sí mismo, aprende a luchar por su sobrevivencia… pero un niño que crece en la sobreprotección, que le hacen todo, que no se le permite que meta las manitas, que se le hace la tarea, que se le solucionan los problemas en los que él mismo se mete, cuando crezca no se podrá desapegar del hogar paterno, no podrá hacer su propio hogar, no tiene las herramientas para sacarlo adelante… y volverá con los papás, a que le sigan haciendo todo, solucionando todo, dando todo. ¿Y qué va a pasar de este pobre inútil cuando sus padres mueran? ¿Quién le va a solucionar la vida?
En la película de “Buscando a Nemo”, el pequeño Nemo, a pesar de su “discapacidad” (tiene una aleta más corta que la otra), se da cuenta de que es capaz de hacer muchas cosas… ¿recuerdas cuándo? ¡¡¡claro!!! Cuando está lejos de su papá, que era el que lo frenaba. Su “coach” era Gill, quien lo impulsa a hacer cosas y sentirse útil. Digo, afortunadamente, este Gill es buena onda, pero, papá, mamá, ¿sabes quien es el Gill de tu hijo?, ¿este Gill es una buena o mala influencia para tu hijo?, ¿que papel desempeñas TÚ en la vida de tu hijo, eres Gill o eres Marlín?, ¿qué tendrías que hacer de diferentes para dejar de ser Marlín y convertirte en Gill?, la semana pasada escribía que había estado escuchando unos compartimientos de un Al-Anón, su nombre es Salvador, ¡y habla con puras NETAS!, en su compartimiento de permisividad decía que él tenía una tienda y una mujer llegó con su hija pequeña de 8 o 9 años, y que la mamá se quedó en la puerta, la niña volteó a verla con ojos suplicantes y la mamá le dijo “ve, yo estoy aquí”. La niña entró y le dijo a Salvador “señor, ayer vine a comprar esto pero me equivoqué, me lo puede cambiar?” y Salvador le dijo: si claro! Y se lo cambió. La niña sonrió, agradeció y salió. La reflexión de Salvador era: “esa mamá está formando una niña segura, independiente, madura… desgraciadamente el 99.99999% de las madres hacen exactamente lo contrario: vienen a mi tienda y me dicen ‘Mi hijo vino y le dieron mal esto’ y el niño decía ‘no mama, yo lo pedí mal’ ‘tú cállate! Vengo a que se lo cambie’… y ese 99.99999% de las otras mamás están formando niños patanes, inseguros, dependientes, que no enfrentan sus responsabilidades.”
Cuando doy el curso de ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO, uno de los puntos importantes para generar más tiempo para uno mismo es DELEGAR, la mamá que delega a su hij@ responsabilidades, además de ganarse tiempo para sí misma, le inculca seguridad, le sube la autoestima, entre líneas le estás diciendo a tu hij@ “tú puedes hacerlo, yo confío en ti”. Si ya lo intentó, y no le salió, ¡no te preocupes! Tu hijo no fracasó, aprendió una manera de NO hacerlo… ¡aliéntalo a que lo vuelva a intentar! ¡Que lo haga de otra manera! Pero por amor de Dios, no le pidas que tienda la cama y luego se la destiendas y la tiendas tu porque “ash, es que la dejó toda chueca”, si haces eso, le estás diciendo que es un tonto, un inutil, y sabes cuándo va a aprender a hacerlo bien? Exacto! NUNCA.
Papá, mamá, ¿qué vas a hacer de diferente para ayudar a tu hijo a aprender?, ¿qué vas a ganar cuando lo logres?, ¿qué va a ganar tu hijo cuando lo logres?, ¿cómo te vas a sentir? Esto es un asunto de disciplina, de disciplina de ambos, tanto de papá/mamá como de hij@. Y creéme, ¡es un acto de infinito amor! El coaching te puede ayudar a cambiar hábitos, cambiar pensamientos y a generar nuevas conductas que te ayudan a ser la mejor versión de ti mism@. ¡Atrévete! ¡El cambio está en ti! ¿Te atreves? Da CLICK AQUI
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